Es
domingo y es el primer fin de semana que va a pasar sin su amigo, pero unos
compañeros lo invitaron a una fiesta. Acepta reunirse con esos compañeros en un
pool, juegan unas fichas, luego van a la casa de unos de ellos.
Cristian quiere interactuar con sus
compañeros que viven en una casa mas o menos como la de él, que son de clase
media y que tiene la misma educación, que consumen de los mismos medios de
comunicación que él, pero piensan de muy diferente manera a la suya y entre
tanto bla bla bla se da cuenta que tiene que cambiar, que lo que hace no lo
dirige a ninguna parte y que le falta mucho para ser persona o tal vez solo le
hace falta conectarse con ellos como lo hacia con Damian. Él ve que la vida no
lo entiende y absorbe la dureza y la dificultad.
Mirando un árbol agitado por el viento
ha decidido volver a su hogar, arrastrando sus ganas va cavilando sobre la
charla y los episodios que le ocurrieron en el trascurso de la semana. Va al
ritmo de sus lentos pasos y como todo trabajador puntual y aplicado, la noche
ya ha caído, como siempre sin demoras. Va pisando un ripio y da un salto por
encima de una cuneta para subir a una vereda de rústicos ladrillos.
En su cabeza aparecen episodios de la
pelea con quien fuera su novia, la discusión con su padre, la muerte inoportuna
de su amigo y sus malas calificaciones en el colegio. La mente procesa todo
esto en sus archivos dándole el resultado de angustia. Cristian dobla la
esquina, pasa por la plaza y entra a su barrio de pocas luces, los perros le
ladran y las ausentes calles callan, patea un garrote en el patio de su casa,
le cuesta abrir la puerta, la cual se ha hinchado con la humedad del otoño,
después de lograr su cometido la cierra con llave. La mesa vacía con los platos
apilados y sucios le ofrecen el panorama de que ya habían almorzado pero el
sabe que su madre le guardo un plato de comida en el horno de la cocina. Él no
tiene ganas de comer, se dirige a su habitación, cruza por la de sus padres
oyendo ronquidos, se introduce empujando la puerta con el póster de
Intoxicados, aprieta la llave para encender la lámpara, se sienta en la cama,
se quita las zapatillas, mientras realiza este verbo observa que a los CDs de
Pink Floyd y Los Tipitos que dejó desacomodados en la repisa, y se acuesta
tapándose con unas suaves sabanas y un cálido acolchado, se siente mal, párese
inestable como que han mutilado su alma, quizás necesita un confidente o
alguien que le hable a modo de consejo o de aliento, no entiende lo que le esta
pasando pero lo quiere eliminar de inmediato, o lo que quiere es solo hablar
con un amigo que ya no esta y tal vez su única técnica para escapar de esto sea
dormir.
Como no puede conciliar el sueño, toma
la pastilla recetada y duerme.
continuara...
M.M.Ramitezen
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