Novela: Adoleces de Ausencia (Cap. 9)

Se despertó, era de noche, miro la hora en su celular, eran las 04:24 de la madrugada, tenia hambre y comió lo que su madre siempre le guarda en el horno de la cocina, mientras lo hacia prendió el televisor, se canso de cambiar de canales y no encontró nada que le interese. Termino de comer y se fue a bañar, el agua refrescaba su piel, tapaba su rostro y lo reavivaba. Se vistió con la misma ropa. Metió la mano en su bolsillo y agarro y fumo el faso que le quedaba, lo fumo afuera para que el olor no quede impregnado en la casa.
Consumido el faso entro a casa, saco el mp3 de su habitación y reposado sobre un sillón quedo mirando la pared colocándose el auricular para escuchar un poco de música. Le gusta el rock Los Redondos, Guasones, La Renga, Guns and Roses, Babasónico y demás grupos, con los ojos fijos pero lejos de la pared, se adormeció por dos horas, sus padres lo despertaron para que valla al colegio, era la mañana en que tenia taller.
            El faltó nuevamente a taller, fue a comprar porro, lo adquirió por medio del código factura que era menos escandaloso. Fumó uno en el mismo sitio, luego volvió cerca de las diez a casa, ceno, durmió una siesta, y se preparo a ir a clases. 
Pidió plata a sus padres y en el sitio donde conseguía la droga no encontró a quien le proveyera el producto, entonces se dirigió a un bar a embriagarse, proyectaba los pies al lugar y veía parejas besándose en la plaza, abrasados por la calle y agarrados de la mano sentados en alguna confitería, y esas imágenes hicieron que extrañe a su linda exnovia Andrea.
Se sentó en el bar y después de vaciar varias cervezas y de terminar un vino tinto con otro, emborrachado retorno a su casa. Sus padres esa misma tarde se enteraron de las faltas que tenía en el colegio a través del llamado de la preceptora.
Cristian entro a casa totalmente ebrio y su estado ante el enojo de sus padres se transformo en decepción. Mientras ellos le pedían hablar y que le den una explicación, él los aparto del camino con los brazos y se dirigió al baño para vomitar. Su padre le hecho la culpa a la junta, decía que con quienes se juntaba lo habian llevado por ese camino, su madre creía entender que era por otras cosas.
Después de vomitar y de que los padres le reten, hablen y le vuelvan a remarca su comportamiento y cualquier otro tipo de palabras que rebotaban en sus oídos, se acostó, la borrachera le giraba la cabeza, daba vueltas el mundo, el mismo mundo que le dio la espalda. Estaba mal del estomago y entre todo ese embrollo se durmió o se descompuso, pero el caso es que cerro los parpados.
            Cristian ya era adicto a huir de la realidad y buscaba cualquier tipo de drogas para calmar su angustia. Quizás el causante de esto fue la falta de consejos o tal vez los acontecimientos que se desencadenaron lo llevaron a  tomar este tren del cual quizás no vuelva.
Todos eran conciente del pozo en que cayo Cristian menos él, todos sus tíos, primos, vecinos, compañeros, profesores y la hermana mayor que ya había formado una familia con un empresario lo sabían. Cada vez que lo veían el chisme corría de boca en boca pero nadie decía ¿El por qué?
El fin de semana que paso, sus padres le prohibieron salir de casa pero él tenía en su celular el número de teléfono del que le suministra los fasos y lo llamó. El chico fue a la dirección indicada, se hizo pasar por un compañero de clases de Cristian, con una carpeta bajo el brazo toco el timbre y pregunto si se encontraba Cristian mintiendo que venia a entregarle unas fotocopias de matemática, los padres se comieron la mentira y dejaron salir a su hijo y por intermedio de la carpeta intercambiaron los porros por el dinero. Ese fin de semana lo pasó drogado.

...continuara...

M.M. Ramitzen

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