San Bernardo: Feliz Día Del Maestro


Feliz Día a todos los docente que hacen dedo para volver a casa, que planifican, aguantan chicos y a los padres de esos chicos. A los que quedan hasta altas horas buscando la estrategia de aprendizaje para entrar en la mente de sus alumnos. A los que tiene que soportar negociaciones turbias de gremios con el gobierno.

No hay mejor homenaje para el maestro que encontrarse con un exalumno, años después, y verlo convertido en un hombre o mujer productivo. Oír comentarios como: ¿se acuerda de mí?, éstos son mis hijos. ¡Como lo hice renegar! pero mire, estoy trabajando y me va muy bien. No hay mayor recompensa que un día leer la prensa y ver los triunfos de un ex estudiante en cualquier rama, más aún si están relacionados con nuestra materia. No hay mayor satisfacción que escuchar de sus labios un “Siempre la recuerdo”. “Fue usted muy importante en mi vida”.

 
Foto, EEP Gonzalez V. Pando


Desde el jardín de infantes hasta los años de la vejes nos encontraremos con unas personas que influirán nuestras vidas tanto de manera positiva como negativa. Quizás recordaremos a algunos con temor, rencor, rabia. Tal vez alguno nos hizo llorar o nos avergonzó, como quizás ellos nos recuerden. Pero hay esos seres especiales que nos sirvieron de guía e inspiración, que nos retaron a desarrollar nuestra creatividad e iniciativa, que nos motivaron a desarrollar nuestra personalidad y a ser mejores humanos. Son esos que nos hicieron sentir importantes, comprendidos, valiosos, que supieron ver nuestras cualidades para realzarlas y nos hicieron conocer nuestros defectos para superarlos, a quienes podemos llamar maestros.
La imagen del maestro evoluciona con los tiempos. No puede educar al niño del siglo XXI quien no ha salido del XX. Tiene que estar familiarizado con los recursos y herramientas que el alumno tiene a su alcance. No puede batallar con la tecnología. Tiene que conocerla para ponerla a su servicio.




El maestro del siglo XXI es un formador de ciudadanos, capaz de leer los contextos locales y globales que le rodean y de responder a los retos de su tiempo. Es un facilitador que domina su disciplina y que, a través de metodologías activas, ofrece las herramientas necesarias para que los estudiantes comprendan el mundo desde diversos lenguajes, aprendan a vivir con los demás y sean productivos.
Cuando estudiábamos entregábamos nuestros trabajos en manuscrito y con información buscada en libros de referencia de la biblioteca del pueblo. Pocos teníamos a nuestro alcance la oportunidad de entregar un trabajo mecanografiado o de tener enciclopedia en la casa. Hoy, se entregan escritos en computadora, impresos y encuadernados y con copias en cd, dvd, mp3 y pen-drives, con presentaciones en “moviemaker” o “powerpoint”, musicalizadas y con efectos especiales. La tecnología trajo consigo un nuevo tipo de analfabetismo, el que conoce el lenguaje informático y el que no lo conoce. El maestro tiene que estar preparado para recibir y evaluar todo tipo de trabajo. No estar capacitado para ello es limitar la potencialidad y creatividad del estudiante y no poder detectar cuando son trabajos originales o si se trata de un plagio.

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