Chaco: La Salud a la Deriva



Hay tres aspectos en la vida de los ciudadanos que son fundamentales y de los que el Estado debe ocuparse en forma primordial: Seguridad, Educación y Salud. Pero lo primero es la Salud. Sin ella no puede haber ninguna actividad. Sin salud no hay educación y no tiene sentido la seguridad.
En la vida de los más de un millón de personas que viven hoy en el Chaco estos tres aspectos sufren una crisis total, en algunos casos con gravísimos problemas que repercuten en la vida diaria, pero que con seguridad incidirán aún más en el futuro, en las nuevas generaciones.




Este 2014 que está terminando ha sido uno de los peores para la educación desde que se tenga memoria en la provincia. Sesenta días de paro de algunos gremios, es decir un treinta por ciento de los pretendidos 180 días hábiles, con conflictos irresueltos a lo largo de todo el año. Con docentes descontentos por el salario que reciben y por deficiencias estructurales, tanto en lo edilicio como, sobre todo, en los aspectos formativos y pedagógicos de los futuros docentes y con una deserción creciente en el ciclo secundario. Por más que las autoridades del sector quieran mostrar lo contrario, se vive un clima de anarquía y, lo que es peor, con escaso o nulo interés de los gobernantes.
Y no es distinto el panorama de la seguridad donde hay lugares en la provincia que parecen dejados a la mano de Dios y tierra fértil para los ladrones y bandidos, por más que se esmeren en maquillar los sucesos, como sucede en la segunda ciudad de la provincia. Con la inquietud, al principio desmentida, de cuadros policiales, que esta semana que pasó dialogaron con las autoridades. Y la situación no mejora, muy por el contrario crecen, día a día, las modalidades delictivas que la policía parece desconocer, cuando esa debe ser su preocupación principal.

 

¿Lo primero o lo último?

 

Pero, como se dijo, entre estas tres prioridades, la Salud es lo primero y, por el contrario, y por lo que se ve, parece ser lo último. Los conflictos con los encargados de los servicios de salud, hospitales, centros de salud, puestos sanitarios- parecen no tener fin. Los paros se suceden semana a semana, de todos los gremios, en especial de la UPCP, ATE y la Gremial Médica. La no prestación de servicios es moneda corriente y la pretendida atención de las urgencias es una verdadera falsía por cuanto ¿quién es el que determina que algo es urgente? (Tratándose de salud, para quien soporta un mal, siempre es prioritario y necesita ser atendido).
Quien acude en estos días a las guardias de los servicios públicos es testigo de cómo los pocos médicos que atienden, junto a practicantes y residentes y deben multiplicarse hasta para empujar las camillas, bajarlas de las ambulancias y hacer tareas que les corresponden a personal auxiliar, que no las hacen “por estar de paro”. Eso mismo es lo que los pacientes escuchan en las distintas secciones como estadísticas, otorgamiento de turnos, laboratorios, servicios especiales en los grandes hospitales como el Perrando, el Pediátrico, el 4 de Junio de Sáenz Peña, los de Castelli y Villa Ángela y tantos otros.

 

Caótico panorama

 

A este caótico panorama se agrega lo que se escucha de los gremios por la falta de insumos hasta los más elementales, del descuido de la limpieza, del no funcionamiento de aparatos imprescindibles para las prácticas médicas, de problemas salariales en áreas tan sensibles como la Terapia Intensiva o en Mantenimiento. La semana que pasó, legisladores integrantes de la Comisión de Salud, cumpliendo con un indelegable deber, constataron el estado de desastre con el que funciona el Laboratorio del Hospital Perrando y el abandono de instalaciones y aparatos habiéndose licitado hace ocho años el nuevo edificio. Anunciaron luego que harán un pedido de informes al Ejecutivo. ¿Qué quieren que les informen, si ya lo vieron? Tienen que exigir soluciones y para ello colaborar con propuestas. Y también el Defensor del Pueblo ha verificado el grave deterioro de la Salud de los sectores aborígenes abarcados por la orden de la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde el 2007.

 

Estrecho límite

 

Los reclamos de los empleados de la salud, justos o no, y la desidia de las autoridades que no quieren ver lo que pasa, y para ellos está todo bien, perjudican severamente a la población en el aspecto más sensible, la salud. Para ambos hay un estrecho límite entre la toma de decisiones para el cumplimiento de su deber como autoridades o empleados y la defensa de sus reivindicaciones. Aquí no pasa como en el caso de la Educación. Cuando no se da clase, los efectos se constatarán en el futuro. Cuando no se atiende la salud, por más huelga que haya, se puede pagar con la vida. Esto lo debería tener en cuenta el poder político que hace oídos sordos y se niega al diálogo y al acuerdo.

Por: Eduardo López (Diario Norte)

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