Macondo Queda en el Chaco

Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.
Nelson Mandela 

Hay momentos en los que los chaqueños creemos que estamos viviendo en Macondo, ese pueblo nacido de la imaginación de Gabriel García Márquez, capital del realismo mágico y escenario de una de las novelas más universales “Cien años de Soledad”, que él mismo definió que “no es un lugar sino un estado de ánimo, que le permite a uno ver lo que quiere ver y verlo como quiere”. Es decir realidades que superan a las más inverosímiles ficciones.



Así pasó, hace hoy siete días, cuando “los representantes del pueblo” (los diputados) debieron reunirse en la Casa de la Democracia (la casa de todos) para elegir a la persona que nos debe defender de los abusos del poder. Desde las últimas horas del domingo 24 de abril se tendió un cerco que impidió a los ciudadanos circular en un radio de más de cien metros a la redonda. Una especie de Chernobyl, para que nadie pudiera repetir los hechos de violencia sucedidos días antes. Hechos increíbles en los que se esgrimieron armas y se hicieron disparos, imperó la violencia y el insulto, todo en nombre de la Democracia, enfrentando a sectores que se disputan migajas del poder.
Por suerte los “delegados del pueblo” (diputados) pudieron deliberar, mientras que uno de los sectores del conflicto, escuchaba misa en la Iglesia Catedral oficiada por el arzobispo (¡esto sí que no se le ocurrió a García Márquez!) y rezaba por la paz en casa. En la sesión se eligió, finalmente, al Defensor del Pueblo entre casi dos decenas de candidatos, a los que, días antes, se había convocado para que expusieran sus intenciones en una llamada “audiencia pública”. El resultado demostró lo que ya la mayoría presagiaba, con una reelección y la ubicación de un novel desocupado, tras doce años de banca entre la provincia y la nación. Los otros expositores de la audiencia pública, casi ninguno político, ni siquiera fueron tenidos en cuenta, demostrando, una vez más, que ese tipo de audiencias son una formalidad que nadie escucha y en la que los que participan hablan al viento.

El colmo del engaño

Días después, un experimentado conductor radial, José Viñuela, desde FM Libertad, puso en evidencia cómo la Legislatura trata estos temas, al indagar a dos legisladores sobre las propuestas de los postulantes y su opinión. Por supuesto que habían “estudiado y evaluado” a cada uno, incluidos, Diego de la Vega (El Zorro), Bruno Díaz (Batman) y Clark Kent (Superman), nombres que fueron explicitados en el diálogo del periodista con los diputados, que muy sueltos de cuerpo dijeron que los habían escuchado. (Otra vez la imaginación de García Márquez fue derrotada). Una prueba más que muchos de los ocupantes de los lugares de representantes del pueblo, ni idea tienen de qué se trata en la mayoría de los temas y que votan por mandato. Y esta situación macondiana fue explotada por los medios nacionales, demostrando a todo el país el grado de cultura cívica de los políticos chaqueños.

Ejemplos a granel

Pero esta conducta, más propia del realismo mágico que de una política inteligente, se repite en el Chaco a diario, como el caso de inaugurar en octubre un modernísimo y ansiado edificio para albergar a la Escuela de Bellas Artes, y habilitarlo para su uso seis meses después, cuando tras un incendio que pudo costar caro se descubrió que estaba “enganchado” a la red eléctrica, procedimiento usado por el apuro por inaugurar, el que también se manifestó en caídas de cielorraso, mal funcionamiento de ascensores y otras minucias.
O como pasó con los viejos edificios de los hospitales Pediátrico de Resistencia y 4 de Junio de Sáenz Peña, que al habilitarse los nuevos, fueron dejados a la buena de Dios y saqueados a mansalva por los amigos de lo ajeno, robando elementos que muy bien pudieron ser reciclados o vendidos para recuperar parte de su valor o por lo menos para preservar las obras físicas.
En esta lista se pueden sumar los grandes déficits de las empresas de servicios públicos con los miles que están “enganchados” y desde hace años, o los sueños de traer al país turístico a El Impenetrable, o habilitar el parque nacional de la Fidelidad, o de convertir a Resistencia en la capital del Noreste, o de tener menos de un punto de desocupación, cuando desde la Federación Económica se evalúa que “el empleo en negro supera el 40 por ciento y en algunos pueblos alejados de la capital puede alcanzar el 60 y hasta el 80 por ciento”. O de recuperar el esplendor algodonero y terminar con el picudo, o de que todos los chaqueños tengan agua potable y se llegue al analfabetismo cero.

Por suerte no todo es así

Por suerte no todo es así y existen muchos que heredaron el entusiasmo y el empuje de aquellos que llegaron al territorio nacional primero y a la nueva provincia después con una mano atrás y otra adelante y construyeron una sociedad que se anunciaba para más y que se quedó en promesas. Por ejemplo, la Fundación Ciudad Limpia ya habilitó el Salón de Usos Múltiples de la Casa Garrahan Chaco, un esfuerzo singular que se mantiene con el entusiasmo ciudadano y lejos de las promesas oficiales. O la Fundación Urunday, que tiene todo listo para una nueva edición de la Bienal Internacional de Escultura, una organización impecable de un acontecimiento de resonancia mundial que las autoridades deberían imitar en otros temas y que convierte, a la que sigue siendo en la capital nacional del analfabetismo, en la capital de las Esculturas (tampoco lo imaginó García Márquez). O el Foro Internacional del Libro y la Lectura que ya tiene su línea de largada para la edición de este año.
En fin, esperamos ser una provincial real, signada por el trabajo honesto de sus ciudadanos y funcionarios y no por el realismo mágico de un grupo de iluminados.

 Por: Eduardo López

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